jueves, 27 de noviembre de 2014

Ciencias y Humanidades en Español

Mi reflexión acerca del aprendizaje a través de contenidos gnoseológicos (ciencias o humanidades), es que la puesta en marcha de este tipo de contenidos en una clase de español como lengua extranjera tiene dos caras, dos aspectos que, para un profesor, son de mucho interés, pero que al proponerlo a los estudiantes debemos tener cuidado, tacto, diría.

La ventaja que tiene este enfoque didáctico es que cuando el estudiante no está inmerso en un aprendizaje metalingüístico, es decir, cuando no está estudiando la lengua a través de la misma lengua, él pierde el estado de vigilancia que tiene con respecto a la corrección de dicha lengua. Esto ocurre porque hay un nuevo foco de atención, que es inducido por el profesor. Así, el nuevo interés para el estudiante será un tema no lingüístico como, por ejemplo, la ecología, la geometría, la arquitectura, que serán tratados desde una perspectiva que linda con lo técnico, pero tratando de no volverlo árido, ni desconectado de las experiencias del estudiante, vivencias que a él le permitirán verificar en la práctica la vericidad o aplicación de los temas introducidos. Estos temas, muy probablemente, no habían sido tocados ni siquiera a través de su cultura y lengua nativas. 

Este cambio de focalización, de lo gramatical a lo gnosceológico, produce en el alumno una especie de relajación, de desatención de las formas estructurales de la lengua. Esta es circunstancia propicia para que un número de estructuras lingüísticas que él maneja salgan a flote inconscientemente, permitiéndole al profesor intervenir sensatamente en la corrección de los mismos o, si fuera el caso, de reforzarlos. La sensatez del profesor estriba en que se percate de que el estudiante no se sienta vigilado y juzgado en el aspecto gramatical, y que las correciones que le haga no se conviertan en obstáculos para que el alumno siga desarrollando sus contenidos gnosecológicos, dado que estos son el motor de este tipo de aprendizaje. 

En el fondo, dichos contenidos, que provienen de otras áreas del conocimiento, son para el profesor, el pretexto para llevar al estudiante, gradual pero eficazmente, hacia la corrección y la fluidez de la lengua que está aprendiendo, tanto en el aspecto oral como en el escrito.

La desventaja sería, que el alumno ralentice el aprendizaje de la lengua, o que desvíe tanto su atención hacia el tema gnoseológico que se vea tentado a ajenciarse de instrumentos más a su alcance, como el de la traducción a su lengua, como medio más eficaz para la comprensión real de un tema nuevo. Pues bien, creo que es ahí donde el profesor tiene que entrar a tallar, orientando al alumno, haciéndole tomar consciencia sobre la importancia del aprendizaje genuino, con los costes que ello colleva.

Seguiré reflexionando al respecto más adelante.

Si tenéis alguna idea que compartir, bienvenida sea.

2 comentarios:

  1. Hola Orlando, me ha gustado mucho tu reflexión. Me parece muy interesante y, sobre todo, me gusta que invites a la reflexión, a replantearnos un tipo de aprendizaje y de enseñanza. Estoy de acuerdo contigo en la utilidad de estos contenidos para introducir estructuras dentro de un contexto, huyendo así de la mera presentación de reglas gramaticales carentes de significado. ¡Sin duda un buen inicio!

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  2. Hola Constanza, aprecio tu comentario. Lo que busco es en realidad suscitar la curiosidad en los compañeros acerca de este tema. A mí mismo me ha pasado la experiencia de leer un libro en otra lengua sobre un tema muy interesante (o del cual iba descubriendo su interés poco a poco) y quedarme "pegado" en ese tema, sin estar demasiado preocupado por si una u otra expresión tienen correspondencia con el español. Es como perderse en ese mundo en el cual las cosas no funcionan perfectamente en lo lingüístico, pero cuyo tema ha capturado tanto tu atención que avanzas en su exploración sin importarte los detalles insignificantes -que luego se pueden revisar. A mí me pasó esto con la ciencia que estudia el universo, la astrofísica. A veces, las personas, cuando alumnos, hemos aprendido a odiar ciertos temas o materias debido a que las mismas personas que nos lo enseñaban odiaban esos temas, y nos nos transmitían sino un rechazo hacia dichas cosas, cuando, sin embargo, alguno de esos temas en realidad habría podido fascinarnos. Bueno, gracias.

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